¿Adolescente y bebé en la misma habitación, cómo gestionarlo?
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Es importante entender que en tal caso, la función misma de una habitación es completamente diferente para un bebé y para un adolescente o preadolescente:
- En cuanto al bebé, hay una necesidad de funcionalidad para los padres y una exigencia de comodidad alrededor del niño. Los cuidados diarios regulares y todas sus pequeñas necesidades requieren un mínimo de organización, y su necesidad de sueño y descanso muy importante, tranquilidad.
- Para el adolescente, la habitación es multifuncional: dormir, actividades escolares y extraescolares, lugar de expresión, reuniones con amigos... ¡El adolescente definitivamente necesita un espacio propio y tiene un ritmo diario completamente diferente!
¿Cómo conciliar entonces ambas situaciones y permitir una buena convivencia entre estos hermanos separados casi por una generación? Un verdadero desafío para todos aquellos que no tienen otra opción y que, sin embargo, desean desarrollar un proyecto sólido.
Padres que se preguntan cómo satisfacer las necesidades de cada niño y encontrar soluciones adaptadas, especialmente para aquel que hasta ahora estaba acostumbrado a tener su propia habitación. Dos proyectos en uno que habrá que saber combinar con mucho acierto y talento...
Primero, es esencial hablar lo antes posible con el mayor de la familia. Explicarle claramente las ventajas y desventajas y reflexionar con él sobre lo que es posible hacer. Preguntarle lo que piensa es una manera de involucrarlo en este proyecto familiar y hacer que acepte mejor las cosas.
Luego, con la llegada del bebé, lo ideal es mantenerlo por un tiempo en la habitación de los padres, aunque sea necesario comprar una cuna. Una solución más sencilla para todos, que permitirá a la familia adaptarse y al pequeño comenzar a hacer sus primeras noches.
Para acondicionar la nueva habitación, es necesario establecer las necesidades de cada uno, los puntos en común y las cuestiones que plantean problemas. También estar atentos a las ideas y peticiones del mayor.
Primero, los puntos en común: tanto un bebé como un adolescente necesitan espacios de almacenamiento, funcionalidad y modularidad. Por lo tanto, no hay que escatimar en armarios, cómodas y otros muebles secundarios, si el espacio lo permite, por supuesto. O incluso optar por un gran armario empotrado.
Todo lo que no sea indispensable y que pueda encontrar un lugar en otra parte debe ser reubicado. Por ejemplo, el cambiador puede instalarse en el baño, donde encontrará un lugar lógico y funcional.
Ambos niños necesitan un espacio de descanso separado. Puede ser interesante utilizar una cama alta para el mayor y una cuna convertible para el más pequeño. Otro truco es colocar en una cama alta de dos plazas un colchón de una plaza y utilizar el espacio restante para una alfombra, una pequeña mesita de noche, y en la misma idea, estantes en la pared. Además, una lámpara de noche para que pueda moverse con simplicidad y seguridad.
Es esencial complacer al mayor creándole un espacio dedicado con decoraciones y muebles que le gusten. Una buena manera de hacer avanzar las cosas. ¿Por qué no crear un armario empotrado lo suficientemente profundo para un espacio propio con escritorio, biblioteca, armario para ropa, espejo...?
No dudes en utilizar separaciones: un tabique a media altura, una librería para distinguir los dos universos o un panel deslizante sobre el espacio de descanso del mayor cuando quiera un poco de privacidad. O incluso un bonito biombo al lado de la cuna. Una cortina para aislar el rincón del bebé es también una solución ingeniosa que preservará su sueño con una suave penumbra, mientras permite que el espacio de vida del mayor disfrute de la luz natural o artificial.
Finalmente, es importante definir bien los tiempos para cada uno. Cuando el bebé duerme, la habitación debe permanecer lo más silenciosa posible: por lo tanto, es preferible realizar actividades en otra habitación de la casa o actividades silenciosas como el trabajo escolar. Por otro lado, cuando el bebé está despierto, mantenerlo en las áreas comunes y dejar que el mayor se ocupe de sus actividades libremente. En este caso, optar por un baúl de juguetes en la sala de estar. Para terminar, prever una cama adicional para los días un poco especiales (cumpleaños, tardes o noches con amigos, primos...). ¡El bebé se adaptará muy bien y el mayor apreciará la atención!