¿Cómo evitar las rabietas de mi hijo en público?
Independientemente de la edad, una crisis de ira en público siempre es difícil de manejar para los padres. Debe encontrar la manera de calmar a su hijo y, además, soportar las miradas de los transeúntes, a veces un poco demasiado insistentes. Estos momentos difíciles son conocidos por todos los padres de vez en cuando, pero tampoco deben convertirse en su día a día. Entonces, ¿cómo evitar las crisis de ira en público de su hijo? ¿Cuáles son las formas de anticipar la crisis y desactivarla? ¿Cómo manejarla cuando la ira estalla?
Entender las causas de las crisis de ira
Como con cualquier otro problema relacionado con su hijo, es importante entender su causa. Solo identificando el origen de las crisis encontrará la manera de evitarlas.
En primer lugar, es importante entender que el manejo de las emociones juega un papel crucial en estos momentos. Superado por sus propias emociones, el niño no sabe expresarlas de otra manera, incluso cuando habla sin dificultad. Por lo tanto, cualquier contrariedad puede ser el desencadenante de una crisis de ira como:
- Enfrentar una restricción
- Sentir una sensación de impotencia, frustración, ansiedad, ira o incluso miedo
- No sentirse bien
- Carecer de palabras para expresar lo que el niño desea
- Etc.
Por lo tanto, la crisis de ira puede expresarse mediante gritos, llanto, puñetazos y patadas, revolcarse en el suelo, contener la respiración, lanzar objetos, etc. Frente a esta tormenta emocional, debe adaptar su comportamiento según la situación para ayudar al niño a calmarse.
¿Qué hacer en los momentos de crisis de ira?
Para ayudar a su hijo a recuperar la calma, ayúdelo a nombrar el problema y a entender la emoción que lo atraviesa. La crisis también proviene de una incomprensión, poner palabras a las emociones puede ayudar. Hágale saber también que está ahí para él.
Si intenta ayudar a su hijo a calmarse y no lo escucha, no insista. Tome entonces un poco de distancia sin abandonar la habitación para que no se sienta ignorado. Espere a que recupere un poco la calma para acercarse poco a poco.
Si su hijo tiende a golpear o lanzar cosas durante sus crisis, aleje a los otros niños y los objetos de él durante la crisis. Aborde el tema una vez que se haya calmado, pero no acepte este comportamiento.
Es inútil levantar la voz en momentos de crisis, al contrario. Haga todo lo posible para mantener la calma. Si siente que la ira aumenta, respire profundamente para calmar sus emociones. Su hijo estará más inclinado a calmarse si también lo siente calmado.
Cuando un niño tiene una crisis de ira, especialmente en público, es tentador darle lo que quiere para desactivar la situación. Esta elección no le hace ningún favor, ni a usted ni a él. Considere la situación como un ejercicio para ayudarlo a aprender a manejar sus emociones.
Asegúrese de permanecer presente para su hijo y estar en su campo de visión para que no se sienta rechazado durante la crisis. Esto podría angustiarlo aún más y no mejorar las cosas.
Prevenir la crisis en público
Para evitar las crisis en público, existen varios métodos a aplicar tales como:
- Acostumbrar a su hijo a frecuentar lugares públicos
- Explicar a su hijo adónde van, qué harán allí
- Llevar un refrigerio y agua
- Lleve algunos libros y juguetes, por ejemplo, si va a una sala de espera
- Comunicarse con su hijo para que no se sienta abandonado
- Propóngale participar durante las compras, por ejemplo
- Adapte su tiempo de salida al estado de fatiga de su hijo, aunque tenga que volver antes
- Aprenda a reconocer los primeros signos para intervenir.
¿Cómo manejar la mirada de los demás?
La crisis en público puede ser un momento muy difícil para los padres que pueden sentirse juzgados. A pesar de esta mirada pesada, es importante respetar sus elecciones en materia de educación y no ceder por una mirada de reojo. En primer lugar, tenga en cuenta que nadie es perfecto, los padres que lo miran de reojo en la tienda probablemente ya han vivido lo mismo. Luego, recuerde lo más importante: su hijo. Lo que importa en esta situación es enseñarle a recuperar la calma y manejar sus emociones, sin importar lo que suceda alrededor.
Si tiene dificultades para desprenderse de la mirada de los demás, tal vez pueda hablar de ello con sus seres queridos o incluso con un profesional para ya no sentir este peso sobre sus hombros.
¿Y después de la crisis?
Una crisis de ira no debe ser ignorada, es un evento importante para un niño y, por lo tanto, es importante poder hablar de ello cuando todos hayan recuperado la calma. Puede ayudar a su hijo a hablar sobre lo que sucedió, siempre con la idea de poner palabras a sus emociones. Felicítelo también por haberse calmado y valore esta habilidad para que tome conciencia de que es totalmente capaz de salir solo de este estado.
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